Aunque soy un ferviente creyente en el derecho a la libertad de expresión, también reconozco que todo derecho tiene límites, como el derecho a la vida en caso de poner en peligro otra vida. Sin embargo, este personaje, al cual, sigo hace año traspasó hace mucho tiempo todo límite, siendo este desenlace ya inevitable.

En el momento que pasaste dos décadas de tu vida, disparando teorías conspirativas, la mayoría sin sentido, tales como: teorías conspirativas, tales como: que el atentado del 11 de septiembre de 2001 fue obra del gobierno de EE.UU. para dar paso al Nuevo Orden Mundial (NOM); que el cambio climático es una farsa para justificar la creación de impuestos a la emisión de dióxido de carbono que enriquecería a unos pocos y empobrecería a la humanidad, dando paso a una «dictadura mundial».

Ese es el momento en que te buscas convertir en un mesías ( aunque no reconozcas que lo eres) y buscar explicar las complejidades del mundo, diciendo que aquella “dictadura mundial” dará paso al NOM, la cual según Jones, ha sido planeada paso por paso y durante décadas por parte de los «globalistas», es decir, un gobierno en las sombras conformado por ricos banqueros europeos(como los Rothschild), poderosas familias de EE.UU.(como los Bush), el gobierno comunista chino, El Papa y la familia Saud. En donde se busca la islamización de Europa y la guerra civil estadounidense (ya sea racial o política). Y en aquel momento, no hay manera de evitar que te conviertas en parte de la maquinaria propagandista paragubernamental del gobierno de Donald Trump. Siendo también, parte del abanico comunicacional del Partido Republicano y la Ultraderecha estadounidense. Al mismo tiempo que atacabas todas las causas progresistas, como el aumento del salario mínimo, la lucha contra el calentamiento global y la equidad sexual y de género, como obra de George Soros.

Allí, ya no puedo sino celebrar que te hayan cerrado tus páginas de Youtube, Facebook, etc.. Cuando cruzaste el límite entre la discusión política sería y la verborrea fanática fundamentalista, ese es el momento que puedo estar tranquilo e invocar que sea el fin de este “medio de comunicación” que tanto daño le ha hecho a EE. UU. y al mundo.
Esperando también que, su sequita de seguidores en Chile, aprendan que ese no es el camino. Que convertirte en un arma paramilitar de la derecha comunicacional será fructuosa en el corto plazo, pero a la larga solo se alinea a una sociedad, que ya tuvo suficiente con fanatismos ciegos durante el siglo XX.